El planeta hace un alto hoy para conmemorar una fecha muy especial: el Día Mundial del Refugiado, momento apropiado para unirnos al tremendo sufrimiento de estas personas que nunca renuncian a su sueño del "hogar" y todo lo que ello entraña: la familia, ser aceptado, seguridad, el sentido de pertenencia y la autoestima.
El hecho de que los refugiados mantengan la esperanza, incluso en las condiciones más desfavorables, debería servirnos de inspiración a todos.
A pesar de que algunos países, principalmente los más industrializados, tienen la percepción de que están sobrecargados de refugiados, en realidad la gran mayoría de esos 50 millones de personas ya regresaron a sus propios lugares de origen, a menudo devastados.
El grupo más numeroso -unos 646.000- regresaron a Afganistán, elevando a más de 3 millones el número de refugiados y desplazados afganos que han retornado a sus hogares desde 2002. También vemos grandes números de refugiados regresando hacia Angola, Burundi, Iraq, Sierra Leona, Ruanda, Costa de Marfil, Bosnia y Herzegovina, Liberia, Eritrea, Croacia y Somalia, aunque las condiciones en muchos de estos países distan mucho de ser ideales.
Panamá se solidariza hoy a la lucha que llevan día tras días los refugiados del mundo, máxime cuando nuestro terruño le ha abierto las puertas a muchos, sobre todos a cientos de familias que huyen de la violencia en Colombia y, hace unos años, a los cubanos y haitianos.
La solidaridad debe ser el norte de todos los países del mundo. Esta es la única salida de rescatar una sonrisa de las familias enteras que han perdido la felicidad en su alma, pero no pierden la esperanza de regresar a casa para siempre.