¿Quién es capaz de perdonar más? ¿El hombre o la mujer? Seguro usted dirá: las mujeres porque son las más engañadas en esta película de la vida real. Quizás sea cierto, pero hay que sobrevolar el área afectada dentro de una relación sentimental para determinas ese por qué.
Los hombres son una clase especial. De niños se les enseña a ser infieles. Su mejor ejemplo han sido sus padres y ahora no digan que no, pues el hecho de salir a la calle (selva de cemento donde se pasean las hembras de su misma especie) al ver una dama sale el instinto carnal y con ello el piropo más nítido del momento: "Por favor, que alguien me pellizque porque tengo la sensación que estoy en el cielo rodeado de ángeles".
El sujeto se cree un "lover boy" y comienza a caerle a todo lo que se mueva, sin darse cuenta que anda con uno de sus hijos varones que la va captando todas para repetir la hazaña 25 años más tarde y serle infiel a su esposa con el pensamiento o con una acción real.
Cuando se es infiel se rompe algo especial que para algunos no puede ser sustituido. Se destruye la confianza, produce inseguridad y hasta hay quienes se dejan manipular por su pareja, haciéndola sentir responsable por la traición.
La infidelidad no tiene excusas como tal. Simplemente podemos comprenderla y es decisión muy personal de quien toma la decisión de parar o continuar la relación.
Los especialistas recomiendan confesar el desliz sin entrar en detalles. No auspician el divorcio si la única causa es la infidelidad porque puede ser un error irreparable cuando existen otros factores rescatables en la relación. Aconsejan reflexionar sobre los valores que un día los llevaron a la unión y si estos siguen siendo válidos, preguntarse si vale la pena continuar con su pareja en lugar de perderlo todo por un error.
Si Dios nos perdona nuestros pecados, ¿por qué un mortal no?