Varios videos clubes en el interior de la República están en peligro de desaparecer ante la ola de videos CD piratas, que se venden en las calles a aprecios irrisorios.
Rocío Ogando, dueña de un video club en Aguadulce, manifestó que tiene más de diez años en ese negocio; en un inicio era factible por lo que se procedió a invertir fuertes sumas para mejoramiento en calidad y servicio a los clientes.
En sus inicios la demanda era tan grande que hubo la necesidad de contratar a varios empleados en diferentes turnos por solicitud de los clientes, pero por el avance tecnológico cibernético e Internet, el negocio ha ido bajando considerablemente y con ello la disminución de empleados.
Ogando se siente consternada por la forma en la que los vendedores de CD piratas operan ante la mirada de todo el mundo, inclusive se ha enterado que existen clientes que son funcionarios del Ministerio Público.