"Tengo miedo, fue algo feo y no sé qué voy hacer", dijo con un español no muy claro la turista neocelandesa Laureen Pery, de 25 años, cuando relataba la historia que marcó su vida.
La mañana del martes 8 de junio Laureen salió del hotel Rollis Place, vestida con short y bañador de una pieza se dispuso a disfrutar las playas caribeñas.
La turista llegó a Honduras procedente de Nueva Zelanda hace dos semanas con su maleta al hombro, es una "mochilera" más, que motivada por los encantos de las playas de Omoa decidió hacer una parada en el pintoresco lugar.
El hotel preferido por estos turistas es el Rollis Place por los bajos precios y según ellos la hospitalidad que ofrecen.
EL HECHO
Pery se aplicó el bronceador, se quemó un rato con el sol disfrutando de la tranquilidad del lugar. El momento fue interrumpido por un joven de unos 25 años, quien con una indumentaria característica del lugar, short y camiseta, llegó a la misma playa.
El hombre de tez trigueña, con más o menos 1.70 de estatura, cara redonda y con un peinado de medias trenzas sostenidas con cuentas de colores empezó a platicar con la extranjera, conversaron más o menos por 20 minutos con dificultad porque el individuo no hablaba inglés y ella apenas pronuncia el español.
"Él me dijo que le gustaba la música y que vivía acá además que se llamaba Charlie", dijo la afectada a través de un traductor.
La conversación no tuvo un final feliz, porque repentinamente el desconocido sacó un cuchillo y la obligó a entrar al agua, usando la fuerza, el hombre la atacó y la tomó, los gritos no fueron escuchados y se ahogaron cuando el individuo le tapó la boca. En minutos el atacante la violó. El sujeto se dio a la fuga dejando a la mujer sangrando y en estado de shock.