Hay tres indigentes que viven en el lugar y cuentan con una cocina improvisada donde preparan sus alimentos en medio de moscas y hedores a heces fecales. Una de las escaleras que comunicaba la planta baja con el primer alto, no se puede usar porque está cubierta de basura y madera vieja.
Una vieja cajilla de los interruptores de luz sirve para guardar las ampolletas de un medicamento inyectable.
Viejos escritorios, tuberías, hojas de árboles, se encuentran en este improvisado vertedero, en donde antes fue la oficina regional del MINSA. Las ratas salen por doquier y lo triste es que todo ocurre a pocos metros de Puerto de Colón 2000.