Contemplar es detenerse en el camino y urge hacerlo, para ver, conocer, amar lo que se manifiesta como hermoso, trascendente, puro, y que viene envuelto en lo cotidiano. Y en el día y a día aparece la luz brillante de lo divino en el rostro infantil manchado de barro de un niño de cuatro años, que tras jugar en el patio, vuelve a su casa como una sonrisa en los labios radiante como la de un sol matutino. Contemplar es purificarse el alma para ver con los "ojos de Dios" al Dios que aparece en el cuerpo tembloroso de tu anciana madre que repite la misma pregunta y que te mira con ganas de que le respondas, más que por la respuesta, para que la tomes en cuenta y no se sienta tan sola. Contemplar es hacer silencio, respirar hondo y meterte dentro de ti y quedarte allí buscando escuchar al Eterno Presente, al Dios viviente que te acompaña siempre.
Contemplar es dejar impreso en el corazón tuyo las imágenes cristalinas de recuerdos lindos de sucesos que han marcado tu vida y que merecen ser repasados una y otra vez para tomar conciencia de que la vida es maravillosa aún con sus dolores. Contemplar es amar la soledad y buscarla siempre que puedas, para ubicarte en el centro de tu ida y respirar lo eterno y llenarte de cielo y así volver a los demás y "soplarles" el aire divino que renueve sus existencias.
Contemplar es reconocer que lo que ves no es tan real como lo que tienes que observar en un nivel más profundo de la existencia, allí donde están los soportes de la vida que sostienen lo que aparece a tus sentidos, porque lo que es fundamento de todo no se ve. ¿Acaso puedes mirar un pensamiento o un sentimiento amoroso? Ni siquiera puedes ver los átomos moviéndose y alterando la realidad visible. Ver con los ojos del alma te permitirá comprender que hay siempre algo que sostiene todo y que es causa de lo que existe. Por lo tanto, para ser plenamente humanos tenemos que contemplar el ministerio de la Vida y de ahí hace la sabiduría. Purificándoos de nuestras inmundicias y recibiendo el Espíritu de Cristo podremos "ver más allá" y lograr ir superando nuestra ignorancia, ya que con Dios somos invencibles.