Me da la impresión de que a ciertos funcionarios se les han ido las pelotas del Mundial de Fútbol a la cabeza. No puede ser que ante un problema nacional como lo es la basura, que debiese atenderse en propiedad por un Ministerio, hayan determinado que una heterogénea autoridad de aseo urbano y domiciliario sea la encargada de semejante responsabilidad.
Cuando leí en los diarios que el Alcalde que sabemos esperaba que, pese a todas sus chambonadas, el Presidente de la República lo dejaría admirando las nubes de moscas sobre las montañas de basura que él no atina a recoger por la crasa importancia que les da, me recordé de la broma con risotada incluida, con que salía un profesor de lógica ante cada inocentada parecida: __"¡Ja, Ja, Ja... Yo se los dije, muchachos, que la marihuana enloquece!". No quiero insinuar que con esto de la acumulación de desechos, funcionario alguno desde 1903 para acá haya fumado la pata del diablo, lo que quiero decir es que cuando se está grandecito, tanto en un salón de clases, como en un escenario político, uno debe estar seguro de lo que dice y hace, individual o colectivamente.
Lo que me asombra es la artritis de la dirigencia del Partido Panameñista, que no mueve un dedo para que este rozagante señor renuncie.
El destino sanitario de Panamá va cogido de la mano de su progreso. La salud, el turismo y el comercio requieren de una institución que atienda los basurales en forma científica en todo el país. Con una ocurrencia como la que quieren aprobar en la Asamblea (Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario), se corre el peligro de que los ministros encargados con obligaciones definidas, no den bolas en ninguno de los dos puestos.