Retomamos el tiempo ordinario, y a través de la liturgia de esta semana Cristo nos llama a vivir en permanente correspondencia al amor que nos tiene y que se mantiene más allá de nuestros pecados. Lucas nos presenta la misericordia de Dios revelada en Cristo.
Dios nos manifiesta su infinita misericordia.
A Lucas se le llama el evangelista de la misericordia. En este relato se manifiesta de manera maravillosa el corazón bueno de Jesús, y la estrechez de los que nos creemos buenos... Y como este fariseo, juzgamos y condenamos a los que creemos malos, más aún juzgamos y condenamos al mismo Jesús. Pero, el episodio del Evangelio de hoy nos muestra que Dios nos manifiesta su infinita misericordia, "el Señor no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y Viva, Crítica en Línea"; en la figura de esta mujer podemos identificarnos cada uno de nosotros, porque, a pesar de nuestras faltas y pecados, Dios nos sigue amando.
Dios nos acoge, nos devuelve la dignidad perdida por el pecado, perdona nuestras faltas y transforma nuestra vida. Jesús nunca rechaza al pecador arrepentido.
El Señor no rechaza a la mujer. De igual manera es su Amor y su misericordia para con nosotros. A ella se le perdonó mucho, porque amó mucho. Jesús alaba su fe y su amor y le perdona todos sus muchos pecados.
Cuánto más no hace con cada uno de nosotros. Que cada encuentro con Jesús genere en nosotros un cambio de vida y un compromiso sólido de pertenencia a Él.