Sólo bastó tirarle a un perro desconocido, hasta ese momento, un pedazo de carne y de hojaldre, para que desde aquel 1 de noviembre de 1999 hasta la fecha, este canino al que le pusieron de nombre "Chocolate", se convirtiera en el compañero inseparable del periodista y vicealcalde, Rogelio Zúñiga Méndez.
Cuenta que se encontraba en los predios de la iglesia tomándose un café con hojaldre y carne asada, pero como inició la misa y todavía tenía la mitad de cada cosa, se la echó a un perro que estaba cerca y que por primera vez veía.
Luego de comerse lo que le había regalado el buen hombre, entró por toda la iglesia buscándolo y cuando lo alcanzó a ver se quedó tranquilo, comenta la fuente.
Por esas casualidades de la vida, ese mismo domingo en horas de la noche volvieron a encontrarse en el "Chichemito" y allí Rogelio Zúñiga volvió a comprar un pedazo de carne y se quedó en el lugar.
Al día siguiente, nuevamente se encontraron, pero esta vez cuando el señor vicealcalde iba caminando como de costumbre rumbo a la Alcaldía, donde labora en el departamento de Relaciones Públicas. La emoción de volver a verlo fue tal, que casi un carro mata al perro porque cuando alcanzó a verlo corrió a cruzar la calle, sin percatarse del peligro.
El perro logró acompañar en esta ocasión a su amigo hasta el Municipio, en donde permaneció hasta horas de la noche, cuando Zúñiga Méndez, preocupado por su suerte, decidió ir a buscarlo para llevarlo a su casa.
De inmediato su hermana "Yita" lo bautizó con el nombre de "Chocolate". Lo curioso de este caso es que desde entonces todos los días, de lunes a viernes, "Chocolate" lo acompañaba a ir a trabajar y lo esperaba hasta la salida, pero hace 3 meses dejó de hacerlo, porque al parecer alguien le pegó.
Para Rogelio Zúñiga Méndez, no es locura ayudar a un perro, porque los caninos son una obra de Dios, por lo que no se justifica la actitud de muchas personas que les pegan, los atropellan y hasta los envenenan. ¡Esto es un crimen!