Panamá y Chile recordaron ayer la tragedia del viejo helicóptero SAN 100, que hace un año se estrelló contra la azotea del almacén "Bananas Price" y se precipitó a tierra cobrando la vida de cinco oficiales panameños y una delegación chilena, entre ellos, el general de Carabineros, José Alejandro Bernales.
Fue uno de los accidentes más impactantes, porque se produjo de día y en una de las arterias comerciales más importantes de la capital panameña.
El aparato adquirido en 1973 y que fuera utilizado por años por el general Omar Torrijos, se convirtió en una máquina de muerte. El único sobreviviente de la tragedia fue el copiloto Ernaldo Abel Carrasco.
Todo indica que hubo una combinación de factores en el accidente: problemas mecánicos del SAN 100 y una maniobra inadecuada del piloto, que intentó salvar la vida de los ocupantes de la aeronave, pero los obstáculos le impidieron llegar al aeropuerto de Albrook.
Ya el Estado panameño parece haber sorteado el tema de la indemnización a los familiares de los oficiales panameños muertos en el accidente al destinar la suma de dos millones y medio de dólares para ello.
Las dificultades están con la parte chilena. Desde hace meses se adelantan conversaciones, pero no parece haber un acuerdo. Lo más correcto es que sea el gobierno saliente de Martín Torrijos que selle el tema de la indemnización y evitar así una futura demanda contra el Estado panameño.
Ninguna indemnización mitiga el dolor de una familia que ha perdido un ser querido, pero es de justicia que se concrete una reparación que satisfaga a los parientes de los afectados.