Todo indica que las reformas al sistema de seguridad social serán aprobadas durante este fin de semana. Al mismo tiempo, se espera que la huelga de los obreros, docentes y gremios del sector salud comience el lunes.
El gobierno de la Patria Nueva deberá asumir los costos políticos y de otra índole que generarán las medidas como aumento de la edad de jubilación, incremento de cuotas y en la densidad de las aportaciones.
La actual administración prefirió jugársela el todo por el todo antes de dar un paso atrás y seguirá en su proyecto, sin tomar en cuenta las protestas de los sectores populares.
Quizás el oficialismo apuesta al desgaste de las fuerzas opuestas a las reformas en vez de analizar otras alternativas de reformas sugeridas por otros sectores y dirigentes de los colectivos de la oposición.
Sin embargo, el gobierno parece obviar que el rechazo a su proyecto es a nivel nacional. Pocas veces se ha visto un movimiento coordinado con movilizaciones en todas las provincias.
Se entiende que la Caja de Seguro Social requiere reformas profundas para solventar la crisis, pero hay un problema: el gobierno insiste en meter a como de lugar su proyecto y el sector sindical, parece no entender que el sistema debe ser modificado.
Todo indica que se está ante sectores sordos, que no atienden razonamiento. Ojalá que llegue alguien capaz de hacer que tanto gobierno como sindicatos entren en cordura. La Iglesia Católica parece ser la única que puede jugar ese papel mediador.