El país se expone en pocos meses a una crisis de energía eléctrica. El sistema de generación está a punto de llegar a su límite. En Panamá la demanda es de 1, 030 megawatts y la capacidad es de 1, 100 megawatts.
Un aumento del 8% en el consumo anual de energía, cuando el aumento histórico era del 4%, aceleró la crisis. Además, la construcción de rascacielos agravará la situación. Con apenas dos de esas moles de cemento que se levanten, se deben consumir los 70 megawatts que restan para llegar al límite de la capacidad.
Aunque ya se han licitado varios proyectos con la participación de inversionistas como Unión FENOSA y el multimillonario mexicano Carlos Slim, la realidad es que la construcción de esas hidroeléctricas tardan entre dos y tres años.
Las opciones serán tratar de reducir el consumo nacional, racionar el servicio, esperar que las hidroeléctricas se construyan primero que los rascacielos o generar energía costosa a través de las plantas térmicas.
Lo de la crisis en la generación de energía es un tema advertido desde hace varios años. Varios sectores realizaron foros para debatir el tema, pero las inversiones no llegaron con la rapidez suficiente.
Ojalá que el país no sufra los apagones que durante la década del ochenta aplicaba el IRHE para sobrellevar la situación.
Ya de hecho, gremios como el Sindicato de Industriales de Panamá prepara a sus afiliados para que puedan recurrir a plantas generadoras y así afectar en lo menos posible el proceso de producción. Sin duda que ese opción traerá costos adicionales a las empresas, que como siempre serán trasladados al último eslabón de la cadena: los consumidores panameños.