En una pequeña escuela ubicada a 50 metros del vertedero de Playa Chiquita en el distrito de La Chorrera, dos educadores intentan sacar de entre la basura a los niños que trabajan como pepenadores, obteniendo ya algunos triunfos en su lucha.
BECAS POR ESTUDIOS
Matilde Arosemena de Barrios, enlace del Programa de Niñez de la Regional del MIDES en Panamá Oeste, asegura que en esta región existe un elevado el número de niños, niñas y adolescentes que trabajan en las calles vendiendo desde pastillas hasta trabajando en bombas despachando combustible.
Apasionada por el tema de la niñez, Matilde Arosemena indica que existe un Comité de Erradicación del Trabajo Infantil y Protección al Adolescente (CETIPPAC), el cual es financiado a través de la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
A través de este programa, se ha comenzado una forma diferente de ayudar a eliminar el trabajo infantil, el cual consiste en otorgar becas a los niños, niñas y adolescentes a cambio de que regresen a las escuelas.
Los niños de las escuelas primarias reciben B/. 90.00 trimestralmente mientras que los adolescente B/. 140.00; ello previo a una evaluación socioeconómica y a la presentación de varios documentos y con la advertencia de que no pueden volver a trabajar, lo cual se verifica a través de un seguimiento por parte de funcionarios del MIDES.
De Barrios explica que en aquellos casos en que se ha detectado que el menor o el joven ha vuelto a trabajar, no se le elimina la beca sin antes realizar una investigación, además de dialogar con los padres.
Con este programa, se ha logrado sacar de las calles a unos 69 niños y adolescentes, aunque queda pendiente otro listado de 100 por aprobación, ya que se debe verificar la existencia de fondos para el pago de las becas.
Insiste en que muchos hacen ver que en Panamá Oeste no existen niños en la calle, lo cual no es cierto, y añade que Promotoras del MIDES han localizado a menores de edad trabajando durante la noche en restaurantes y bombas de gasolina.
Matilde Arosemena lamentó que algunos directores de escuela se hayan negado a aceptar a los niños y adolescentes en los centros escolares, argumentando mal comportamiento o mala influencia para los otros estudiantes.
Asegura que debió recurrir a instancias legales para que se permitiera la entrada de los estudiantes a la escuela, además de exigir listas especiales para esos estudiantes.
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LEJOS DEL VERTEDERO
Para el 2006 en el vertedero municipal de Playa Chiquita, fácilmente se podía encontrar más de 47 menores de edad dedicados a pepenar durante todos los días de la semana.
La mayoría de ellos formaba parte de alguna de las 28 familias que habitaban en precarias casas en las proximidades del vertedero.
Otros niños provenían de los sectores de Puerto Caimito, El Progreso, Marañonal, La Milagrosa e incluso de Capira y Arraiján, indicó el vicealcalde de La Chorrera, Roberto Gutiérrez.
Asegura que es difícil erradicar el trabajo infantil dentro del vertedero, especialmente cuando los niños son llevados por sus propios padres, quienes desde las 6: 30 de la mañana esperan ser trasladados por los primeros camiones recolectores de basura.
Gutiérrez asegura que aun cuando se ha instalado una escuela en las proximidades del vertedero, existen niños y adolescentes que no acuden a la escuela y que viven en las casas cercanas.
No obstante, el maestro Rufino, que labora en la escuela de Playa Chiquita, indica que son pocos los niños que acuden al vertedero, ya que se ha logrado avanzar bastante sobre el tema, especialmente a través de las Trabajadoras Sociales, quienes entrevistan a los padres de los niños. Aun así, existen niños que asisten tres o dos días de la semana a la escuela y luego regresan al vertedero a pepenar.
Asegura que, a través del Instituto para la Formación y el Aprovechamiento de los Recursos Humanos (IFARHU), se becó a uno de estos niños, aunque el mismo la perdió al dejar de acudir tres semanas seguidas a la escuela.
Advierte que los padres de familia no cooperan para evitar el acceso de los niños al vertedero.
Actualmente, existe una matrícula de 60 niños, muchos de los cuales trabajaron en el vertedero en algún momento, añadiendo que los niños que se ubican dentro del vertedero viajan desde otros puntos todos los días.
Por su parte, la directora regional de Educación en Panamá Oeste, Ana de Santamaría, indica que la escuela de Playa Chiquita ha cumplido con su compromiso de sacar a los niños del vertedero, además de atraer a aquellos que aunque no acudían al vertedero no asistían a ninguna escuela, por la distancia y la falta de recursos económicos.