Las recientes encuestas en torno al proyecto del Tercer Juego de Esclusas revelan un incremento del voto de rechazo a esa iniciativa que impulsa la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), con una inversión de 5, 250 millones de balboas.
A pesar del bombardeo propagandístico en favor de la propuesta oficial, los adversarios han calado mejor en sus mensajes y están logrando el apoyo de los indecisos.
Existe una realidad. La mayoría de los panameños observan el Canal como un mundo aparte. Además gente que apenas tiene para poner su paila se asombra con los jugosos salarios que imperan en la vía acuática y que fueron heredados de la antigua administración norteamericana.
Aunque el Canal aporta millones de balboas al Estado, ese dinero se diluye en el pago de gastos de planilla y ahora se plantea dotar con parte de los dineros de la vía acuática a las Juntas Comunales. Ojalá que esos fondos se traduzcan en obras para mejorar las condiciones de vida de los diversos corregimientos del país y no se malgaste en burocracia.
Sólo cuando el panameño común perciba que los frutos del Canal les beneficia de una u otra forma, quizás el proyecto de ampliación logre fortalecer su respaldo popular de cara a la celebración de un referéndum.