La experiencia siempre ha funcionado en la química por la excelencia con la impetuosa juventud, una regla que se ha mantenido a lo largo de los siglos y que no se quiebra por intereses mezquinos. Estamos en una época en que la gente joven, sobre todo los que estrenan títulos universitarios, desestiman casi siempre a los adultos mayores, como individuos que ya cumplieron con su cometido en la regla de la vida, nada más inexacto que esta "aseveración" ya que son aquellos los maestros, los que enseñan los que instruyen, allí tenemos al célebre Jhonn Gleen, quien a sus setenta y dos años es instructor y acompañante en el espacio de bisoños astronautas.
Me muestro inquieto, no preocupado, por lo que me ha ocurrido en los últimos años en relación con mi profesión, para ser más exacto, en el cine, el teatro y la televisión; para "curarme en salud" intuyo que es coincidental. Pero tanto así.
En el año 2000 gravé una secuencia en El Sastre de Panamá, donde filmé por espacio de siete días. Todas las e4scenas en el Casco Antiguo donde los productores estuvieron casi un mes. Extrañamente en la emisión del filme, se eliminó todas las escenas que se filmaron en ese lugar. Mi trabajo no se vio. Sin embargo adquirí experiencia.
En televisión que fue el medio donde me he manejado por más de cuarenta años y actuado en sus pantallas en un centenar de episodios fui eliminado de la telenovela "Cómo casar a Chente" después de grabar unos veinte episodios por el capricho de un "esteriotipado" director de televisión colombiano, quien llegó a nuestro suelo precedido de mucha fama por sus telenovelas "Las Juanas" y "Café con Aroma de Mujer" y que cometió el "garrafal" error de no informar a su elenco cómo quería los personajes a desarrollar. Me eliminó sin decirme absolutamente nada, mandándome el recado con la costurera. ¿Qué poca altura verdad?
En teatro, caí en desgracia. Las hermanitas hermosas y talentosas Horta siempre pensaban en mí para finales de año invitándome para dirigirles sus obras. Pero desde hace tres años ya se olvidaron del "viejito" Aurelio, abandonándome en el estéril suelo de la ignorancia. Lo mismo ocurre con los estimados amigos y colegas, Eugenio Fernández, Daniel Gómez y Carlos Bromley, a quienes les he solicitado que se acuerden de este actor, quien nadie puede dudar de su experiencia y talento.