Las injusticias sociales se multiplican en nuestro país, tocan los estrados de quienes por mandato casi divino deciden entre libertad y detención. Este relato encierra su poder:
Carlos Ahjir, un muchacho indio o hindú que reside en Panamá, es señalado por una joven como el violador del que ha sido víctima. Una vez es acusado y a pesar de existir varias versiones contradictorias por parte de la afectada, incluyendo la evaluación médica que determina que no tiene marcas o señas de violencia en su cuerpo; el Fiscal a cargo decide mantener al hindú bajo detención preventiva y negar cualquier otra medida cautelar, presumiendo su culpabilidad, mientras el calendario avanza.
La historia hipotética que hemos recreado, puede ser la de cualquier ciudadano nacional o extranjero, puede ser la historia vivida por un familiar suyo o mío. Este es un reflejo de las historias reales que se viven en nuestro país, donde la presunción de inocencia es un principio que yace ahogado en el fondo de la Constitución.
En Panamá la presunción de culpa empapa la mal llamada justicia, convirtiéndose en injusticia social. Para los que ordenan las Detenciones Preventivas (brazos ejecutores de la justicia) es más fácil meter a una persona a la cárcel que tomarse el trabajo de examinar y explicar por qué sí se puede tomar otra medida cautelar distinta a la detención preventiva que la ley prevé.
El tan cacareado principio de presunción de inocencia engalana como tapiz de piso los despachos refrigerados de algunos fiscales del Ministerio Público, muy a pesar de las sugerencias que la jefa de esa cartera ha manifestado verbalmente y a través de documentos escritos, respecto a las medidas restrictivas que se deban tomar de primera mano. Pancho Villa, al ser cuestionado por sus hombres para determinar qué hacer con unos transeúntes que deambulaban cerca de sus tropas dijo: "¡Afusilenlos y después virigüen!" y eso que no tenían de consejeros a los fiscales panameños. No por gusto Madame Roland camino a su ejecución dijo: "¡libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre", parece esta una frase profética de la justicia panameña.