A pocas horas de los comicios generales, la batalla por la Presidencia de la República parece estar polarizada entre el candidato de la alianza PRD-PP, Martín Torrijos y el de Solidaridad, Guillermo Endara Galimany.
Aunque las encuestas iniciales daban por descontada una victoria de Torrijos, los movimientos políticos de último momento sugieren una estrecha competencia.
El PRD tiene un tradicional techo político al cual Torrijos ha logrado sumar algunos porcentajes, pero aún queda un gran número de indecisos e independientes que pueden inclinar la balanza hacia a él o hacia Endara.
Al mismo tiempo surge el llamado voto últil de las fuerzas anti-PRD, que a última hora se matriculen en la papeleta del candidato que le vean mayor opción para derrotar a su adversario común.
Aunque hay un exagerado optimismo en las filas perredista, la realidad puede ser otra. A diferencia de otras campañas donde en los barrios existía un hervidero político y los dueños de casas se identificaban con la bandera de su partido predilecto, ahora una inmensa mayoría se mantiene silenciosa y no da indicativos de preferencias.
¿Cuál es la preferencia de esa gente?. Nadie lo sabe. Lo cierto es que quien logró conquistar ese sector de la población, será el vencedor.
Hay una máxima en política: No hay sorpresas sino sorprendidos. Sólo se puede cantar victoria luego de contar los votos. Ese día las caravanas y las concentraciones quedan atrás , porque el que decide es el ciudadano frente a una urna.
Pero gane quién gane, lo importante es que se garantice la pureza del sufragio y que todos los panameños acudan en masas a los centros de votación, para cumplir no con un deber político, sino por un deber con la Patria.