No se alarme el lector pensando que los soldados norteamericanos retornaron al país para hacer sus prácticas de tiro y bombardeo en la antigua zona del canal. El título de esta columna periodística obedece a que, con la llegada de la estación seca se ha desatado una ola de incendios forestales en los herbazales y bosques aledaños al canal, ocasionando daños a la flora y fauna silvestre.
Como ocurre siempre, en el lugar del siniestro converge un amplio abanico de instituciones gubernamentales y asociaciones cívicas, y al final de las evaluaciones sólo se escuchan los gastados estribillos de la versión oficial "estamos investigando", "se presume que podría tratarse de..." "se están tomando las medidas del caso para...", etc., etc.
Lo cierto es que el valioso patrimonio natural que resguarda al principal recurso económico del país, está siendo golpeado por la indiferencia de nuestros propios conciudadanos que un día reclamaron con tanto afán su devolución a manos panameñas.
Incluso, terrenos ubicados dentro del Parque Metropolitano han sufrido los efectos devastadores de las llamas con el consecuente empobrecimiento de la capa de suelo, y daños severos al entorno vegetal y animal que allí habita.
Hace falta concienciar a la población sobre la vulnerabilidad de estos bosques y continuar con el plan de control de la llamada "paja canalera", una especie de maleza, causante de la propagación de incendios forestales en gran escala.
Pero, no sólo los incendios están castigando los predios de las áreas revertidas, también la basura y los desechos sólidos mermando día a día la belleza natural de esos parajes de incalculable valor paisajístico.
Para muestra un botón, el año pasado la alcaldía de Arraiján realizó una operación de limpieza y recolección de basura a ambos lados de la carretera, desde el paso elevado hasta el Puente de las Américas, sin embargo, este año, a pocas semanas antes de la llegada de las lluvias, las cunetas están de nuevo cubiertas de desperdicios y se nota la presencia de pequeños "pataconcitos".