El hispano Marcos Esquivel fue rescatado del mundo pandillero por su entrenador y hoy es un boxeador reconocido, que además de éxitos deportivos quiere recuperar el tiempo perdido en su educación.
A sus 18 años, se levanta a las 5 de la mañana para correr y realizar el primer entrenamiento del día, y termina su jornada tarde en la noche después de haber asistido a clases, trabajado y pasado horas en el gimnasio.