El gobierno instaló ayer la Comisión de Consulta para las Reformas a la Constitución. En el equipo hay figuras destacadas y conocedoras del tema. Ahora debe haber una amplia participación de los sectores políticos y sociales de Panamá para tratar de preparar una propuesta que a la postre deberán ser sometidas a la voluntad popular.
Sin duda que habrá dificultades para conciliar diversos intereses y propuestas, pero los actores deben entender que es una Carta Magna para el país, no un vestido hecho a la medida de cada quien.
Hay que manejar el tema con responsabilidad y mantener informada a la población de los avances, para que a la hora de someter el documento a la ciudadanía se valore la conveniencia o no de adoptarla y que el ejercicio no se transforme en una valoración del gobierno de turno.
No hay que ser ciegos. La historia demuestra que salvo las reformas de 1983, todas las demás que han sido sometidas a referéndum han sido derrotadas en las urnas, porque se ejerció un voto de castigo contra el gobierno de turno. Le sucedió a Endara cuando propuso la eliminación del ejército y luego a Pérez Balladares cuando presentó la propuesta de reelección inmediata.
Sin duda que hay temas conflictivos como el reducir la veda para la reelección, la segunda vuelta electoral, la extradición de nacionales y disminuir el excesivo poder presidencial. Habrá opiniones a favor o en contra, pero ese y otros temas podrán ser debatidos con el respeto a las ideas y sin incurrir en el insulto que no aporta nada en una discusión.