En las últimas semanas se han registrado enfrentamientos entre candidatos a diversos cargos de elección, desvirtuando lo que debiera ser la gran fiesta democrática del 3 de mayo próximo.
Los simpatizantes de dos candidatos a diputados por el circuito de Chitré se agarran a golpes en plena Feria de Azuero, disputándose el derecho de caminar junto a un candidato presidencial. Si por esa tontería se producen hechos de violencia, imagínese lo qué puede pasar cuando algunos de esos dos o los dos pierdan las elecciones.
Las autoridades no deben permitir esa situación y lo pertinente es una sanción ejemplar, porque ese tipo de actos constituyen un mal ejemplo para la sociedad y si no se castigan con prontitud, los políticos y sus seguidores pensarán que tienen carta blanca para hacer lo que les salga del forro.
Y el hecho no es solamente en el campo de la oposición, porque en las filas del oficialismo, también hay una fuerte pugna entre candidatos diputados, donde se reparten volantes y propaganda anónima acusando de todo al adversario interno.
Todo esa panorama obliga al Tribunal Electoral para que instruya a la Fuerza Pública a mantener una adecuada vigilancia el 3 de mayo, sobre todo cuando se produce el conteo de votos, que es la fase crítica de todos los comicios.
Ya hay malas experiencias de lo ocurrido en las elecciones de 1984 y de 1989, donde sujetos armados intentaron desconocer la voluntad popular o atacaron pistola en mano a manifestantes opositores.
Así mismo el Ejecutivo debe reiterar su compromiso de hacer que se respete la voluntad popular, tal como ha ocurrido en el país, desde que se restauró la democracia, sólo así reafirmaremos que Panamá ya es una nación donde la cultura democrática ya echó raíces y nada ni puede torcerla.