Quienes convergen en el Parque Omar son personas que usualmente quieren hacer ejercicio, disfrutar del aire libre, llevar a jugar a sus hijos y pasear con su pareja.
Tal parece que también hay uno que otro que piensa que es un lugar perfecto para sacrificar gallinas en ritos de brujería.
Ayer en horas de la mañana los peatones que caminaban frente al parque pudieron apreciar una macabra muestra de esto: en un árbol junto a la entrada del parque alguien dejó clavada una cabeza de gallina.