Los cardenales comenzaron un "intenso periodo de silencio y oración" antes del cónclave en el que habrán de elegir al nuevo Papa, y señalaron que dejarán de emitir comentarios públicos, a fin de proteger la estricta confidencialidad que rodea a una tradición de varios siglos.
En tanto, las multitudes de peregrinos que asistieron el viernes al funeral del papa Juan Pablo II salían de Roma. Sólo unos cuantos grupos dispersos de turistas estaban el domingo en la Plaza de San Pedro, tranquila y mojada por la lluvia. Algunos turistas miraban hacia la ventana donde el Papa solía aparecer para saludar a los fieles.
El voto unánime emitido el sábado por 130 cardenales, para guardar silencio sobre el sucesor de Juan Pablo, no tuvo precedentes. Pero en una era de flujo noticioso ininterrumpido y de especulaciones constantes, el portavoz vaticano Joaquín Navarro Valls consideró que la medida representaba un "acto de responsabilidad".