El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidió ayer tiempo para ver el efecto de su plan contra la crisis económica, avanzó que se tomarán muevas medidas "si la situación se degrada" y pidió una "moralización del capitalismo" ante la próxima cumbre del G20.
"No iré a una cumbre mundial que decida no decidir nada. Mi convicción es que no tenemos tiempo. Hay que restablecer la confianza y para eso son necesarias reglas que pongan fin a las derivas de los últimos 25 años", afirmó Sarkozy en Saint-Quentin, al norte del país, ante unas 3.500 personas.
Sarkozy aseguró que "la sabiduría y el sentido común" recomiendan "paciencia" frente a la situación y no reaccionar "ante el último sondeo o la última manifestación", en una clara referencia a las protestas que, según los sindicatos, reunieron el pasado jueves a 3,5 millones de personas en todo el país.