Lo encontramos en el Puerto de Cruceros Colón 2000, con sus pantalones cortos y camisa de flores, bajándose de su vehículo Toyota, que asegura junto a dos enormes peluches, son sus compañeros de viaje por el mundo.
Hablamos del periodista y mecánico ingeniero Andrzej Zejsochoki, de origen polaco, quien nos manifestó que tiene grandes sueños de conocer a muchas personas en diferentes países, muestra de ellos, son las calcomanías que tiene en su vehículo.
Las calcomanías que usan son recuerdo de todos los países que ha visitado, entre banderas, frases, logos y una que llama la atención es la que tiene al frente del motor de su auto donde está B+ que es su tipo de sangre por si algo le sucede.
Los dos peluches que le acompañan como viajeros son un gorila negro y un oso panda que representan a sus dos hijos que no están con él, porque ha tomado la decisión de recorrer el mundo de canto a canto.
Zejsochoki, de 60 años, explicó que él salió de Polonia, su país de origen, con rumbo hacia Boston en Estados Unidos, y desde allí ha ido bajando hasta llegar a Panamá, pasando por Centroamérica, hasta Sudamérica.
Agregó que el Toyota lo usa desde hace dos años, debido a que cubre largas distancias y es el más usado por los de Polonia, con este vehículo ha recorrido Liberia y varios países asiáticos,
Indicó que tiene un hijo de 11 años y una hija de 16 años, pero considera que los mismos no querrán hacer el recorrido igual que él, porque es duro, pero a la vez es muy reconfortante conocer otros países.
El viajero europeo destacó que las personas que desean hacer este tipo de viajes, lo hagan como él lo está haciendo, porque este es su sueño. También ha recorrido el mundo en veleros, motocicletas, ferrocarriles.
El aventurero ha conocido a presidentes de los países que ha visitado, hasta el Papa Juan Pablo y otros famosos. Añadió Zejsochoki que cuando no puede dormir en hoteles, usa su vehículo como recámara.
Este polaco aseguró que ya ha visitado unos 134 países, durante los 11 años que lleva con esta serie de viajes.
Ahora le queda salir de Colón usando uno de los puertos a través de un barco y seguir su rumbo por mundos desconocidos.