Talento, fantasía, técnica, mentalidad, personalidad... si hay que asociar el nombre de un tenista a todas estas cualidades, enseguida aparece el de Guillermo Coria.
Guillermo nació el 13 de enero de 1982 en Rufino, provincia de Santa Fe.
Su familia está compuesta por su papá Oscar, su mamá Graciela, y sus dos hermanos menores, Román y Federico.
De chico practicaba horas en en el frontón. Su padre Cacho, profesor de tenis, le enseñó el tenis en el Club Centenario de la ciudad de Venado Tuerto.
A los 4 años participaba de los encuentros de escuelas de tenis a nivel zonal; a los 6 arrancó en los Torneos Provinciales y terminó entre los 8 mejores del ranking.
Con apenas 7 años, comenzó a jugar el Campeonato Nacional por Equipos en Pre-infantiles.
Hoy día, parejo en todos sus golpes, cuesta encontrarle una falencia, hasta sus propios rivales comentan lo difícil que es ganarle, porque además de todo el tenis que derrocha, es incómodo jugar contra él y jamás entrega un punto.
Tiene golpes perfectos tanto de derecha como con su revés a dos manos, una admirable solidez y hambre deportiva.
Comenzó a dar sus primeros pasos como profesional: en el 2000 hubo una "Coriamanía", especialmente en la Copa Ericsson, ganando Lima, San Pablo, Montevideo y Buenos Aires.
Por esos días recibió una noticia que le cambiaría la vida: doping positivo, que lo marginó del circuito por siete meses. Luego la ATP lo consideró inocente ya que lo que consumió fue un producto vitamínico contaminado con nandrolona.
El Mago perdió mucho tiempo pero no tardó en recuperarlo, recomenzó en los primeros días de marzo de 2002, con cantidad de actuaciones en importantes torneos internacionales.
Hoy día es el orgullo de Argentina y dará de qué hablar, pues su juventud lo llama a ser uno de las principales figuras en los futuros lustros del tenis mundial, ese que enamora...