El "ponchete" dado por el lanzador cubano olímpico, Pedro Luis Lazo al bateador emergente Alfonso Soriano en el cierre del noveno capítulo provocó una gran explosión de júbilo entre los cubanos al concretar su importante triunfo, que le ha asegurado la medalla de plata de la competición.
El silencio y la tensión que había reinado en la capital hasta entonces se quebró de manera abrupta, y se trocó en un gran estallido de júbilo, bullicio, música, gritos, abrazos y hasta choque de copas para celebrar con el típico ron cubano la "hombrada" de los peloteros isleños.