El aumento en la tarifa de la energía será inevitable. Antes el incremento se estimaba entre siete y 32 por ciento, ahora se habla de 15 por ciento, tras los análisis y estudios realizados por una Comisión de Ahorro Energético.
La presión popular iniciada a principio de año pospuso la entrada en vigencia del aumento.
Al mismo tiempo se puso al descubierto que en el manejo del negocio de la energía eléctrica, el consumidor panameño no tenía una voz que defendiera sus intereses.
La venta de electricidad generada por hidroeléctricas como si fueran producidas por plantas térmicas, figura entre los elementos que afectaban la economía de los hogares y de las empresas panameñas. Además algunas generadoras operan de manera deficiente y por ende el consumidor debe pagar esos males empresariales.
Las cifras que se manejan sobre el negocio en algunos cuantos años superan los 1, 600 millones de balboas con empresas que duplican sus ganancias y con un Estado que silenciosamente se embolsaba también un promedio de 37 millones de balboas por año.
Hasta ahora, sólo las empresas distribuidoras han revelado sus estados
financieros. Las generadoras mantienen bajo reserva sus cifras y no hay manera que nadie los obligue a divulgar el monto de sus ganancias. Esa negativa genera dudas del porqué tanto secreto.
Mientras mayor claridad es mejor. Los usuarios deben conocer si las generadoras están obteniendo una ganancia razonable o están abusando.
No se justifica el secretismo, sobre todo cuando se trate de empresas donde el Estado es socio.