En 1981 terminó la construcción de la autopista Arraiján-La Chorrera. Fue una gran obra que acortó distancias entre el interior y la capital, pero la vía ha sufrido el paso de los años y la falta de mantenimiento.
El deterioro es evidente, razón por la cual el Ejecutivo optó por suspender por 60 días el cobro del peaje de 50 centésimos por transitar esa vía. Casi 70 millones de dólares ha recaudado el Estado en 28 años de operación de la autopista.
La autopista de casi 21 kilómetros de extensión se construyó a un costo superior de 28 millones de dólares. Una ley de 1980 y un posterior decreto establecía que los ingresos por el peaje sería utilizado para cubrir el mantenimiento de la vía, pero eso no se cumplió. Hoy la obra requiere trabajos de rehabilitación cuyo costo muy bien pueden superar los 20 millones de dólares.
Como es tradicional, en Panamá no hay política de mantenimiento y sólo se atacan las cosas cuando están hechas leña. Era lógico que no se puede cobrar por el uso de una vía llena de baches y lo más correcto era suspender el cobro del peaje.
Ojalá que ahora de una vez por toda se inicie una rehabilitación integral de la autopista Arraiján-La Chorrera, ya que en esos dos distritos se han constituido en puntos importantes de concentración de población y merecen una vía para poder trasladarse de manera rápida y segura hacia la ciudad capital
Ahora corresponde al Ministerio de Obras Públicas vigilar que los trabajos de reparación se hagan de manera rápida y con los mejores estándar de calidad del material que se utilice, para prevenir situaciones como las ocurridas en algunos de los tramos de la carretera que une a las ciudades de Panamá y Colón.