Rescate del Olvido le presenta en esta edición la segunda parte de un trabajo del profesor Julio Arosemena Moreno, que fue posible lograrlo en unión de los estudiantes del primer semestre del año lectivo 1973-1974, en la cátedra universitaria de Folklore de la Universidad de Panamá. Este trabajo se rescató de la publicación de la Revista Lotería 218 de abril de 1974.
Algunas consideraciones sobre los rótulos y las pinturas en los medios de transporte de la ciudad de Panamá.
Constantemente se piensa que para encontrar folklore debemos recurrir a la zonas campesinas, "aquella en donde está el ente folklórico neto; aquella en donde la posibilidad de encontrar la manifestación folklórica es posible, o quizás es pura".
Esta idea o actitud generalizada que niega la actividad creadora de la cultura popular fuera de esta área, está limitando el concepto del hecho folklórico y por tanto de su propio gestor. Así se parece negar la posibilidad de un folclor urbano.
Sin embargo, hechos como los que exponemos nos demuestran que el medio urbano está impregnado de elementos folklóricos, que generalmente no ubicamos entre los propios de la sabiduría popular por total desconocimiento de lo que ella comprende.
Ya en nuestro trabajo sobre el "folklore del embarazo" presentado en el III Simposio Nacional de Antropología, Arqueología y Etnohistoria (**), se encontraron pruebas evidentes de cómo la gente de nuestra urbe está sumergida en decenas de supersticiones, que sin considerar barreras entre los grados de educación o edad, modifican el comportamiento aprendido, provocando todo tipo de trastornos.
Igualmente es común para quien asiste a los actos públicos, especialmente los deportivos, escuchar la voz de un pregón en plena acción; o los mecanismos supersticiosos que influyen en la decisión de un juego de competencias. Sea este motivo de los rótulos y las pinturas un trabajo que despierte la atención de un fenómeno poco entendido: El Folklore Urbano. El cual se encuentra expuesto a una brusca desaparición o transformación, que por rapidez no permite su recolección con la amplitud necesaria.
ASPECTOS LINGüISTICOS
A través de los rótulos recolectados podemos conocer variados aspectos lingüísticos del medio panameño. El vocablo regional o panameñismos, la deformación internacional o por desconocimiento, la influencia creativa de letras y números; los problemas fonológicos constituyen uno de los tantos rasgos de carácter lingüísticos propios del folklore urbano.
El habla, expresión natural del panameño y sus panameñismos constituyen un material frecuente en el tipo de leyenda de autobuses y taxis. No podía alejarse la realidad lingüística de una necesidad interna, ya que como afirmaba Lora, "la obra puede catalogarse de popular cuando responde a una necesidad interna, cuando comparta sus propios elementos formales y estilístico.. representa la esencia de la realidad panameña comportando en la elección, el amor por su tierra y una realidad histórica panameña".
Así se leen expresiones tales como:
- Cierre los catres por favor.
Catres: Se usa en forma despectiva para asignar las piernas o extremidad superior. - Los Compitas
Compitas: Es un diminutivo del vocativo con que se le dirige la palabra al compadre.
La presencia de deformaciones lingüísticas por defectos de omisiones de consonantes o vocales son casos frecuentes en el habla del panameño, por ello encontramos palabras como las siguientes:
- Pisao por pisado, Entuba por enturbia.
Los casos por homofonías constituyen otros de los rasgos característicos de nuestros rótulos. Ellos se expresan en letras, solamente, o alternado con números.
Ejemplos característicos son los siguientes:
* D.G.C.D. APUROS, ME 109 CITO, 5 Mentarios.
La presencia de errores ortográficos se puede catalogar en errores de carácter intencional o por desconocimiento. El desarrollo de la expresión demuestra, en primera instancia, la naturaleza. En algunos casos es necesario consultar a quienes ejecutaron la obra a fin de poder determinar su carácter.
Algunos ejemplos de falta de ortografía intencional son los siguientes:
* Bamonos pal monte, A quien Dios se la dio San Pedro se la Vendiga.
En otros casos su ejecución ha sido por desconocimiento de la ortografía correcta, por parte de quien pintó el rótulo, según se deduce de lo investigado. Algunos de dichos ejemplos son:
* No digas lo que oiste AYA. - Gracias venga otra ves.