El muy querido y recordado Papa Juan Pablo II nos regaló una preciosa Exhortación Apostólica dedicada a San José y cuyo título es: "El custodio del Redentor".
"La solemnidad de San José en el interior de la Cuaresma, lejos de ser un obstáculo, ayuda a encontrar un modelo de respuesta generosa a la llamada de Dios. José es semejante a Abrahán en su fe incondicional. Hombre justo y fiel a quien Dios quiso escoger para ponerlo al frente de su familia: creyó contra toda esperanza y en silencio cumplió la voluntad de Dios".
De san José quisiera destacar dos grandes actitudes: la obediencia y el silencio.
San José fue verdaderamente obediente a la voluntad de Dios en su vida. El ángel le dijo: "No temas tomar a María como tu esposa." En cuanto José conoció la voluntad de Dios para él, obedeció. Cuando el ángel le dijo que Herodes planeaba matar al niño, José inmediatamente huyó a Egipto con María y Jesús. Las preguntas aquí serían: ¿Somos obedientes a la voluntad de Dios? ¿Obedecemos los Diez Mandamientos? ¿Obedecemos las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia en lo que concierne al matrimonio y la vida familiar?
San José, el silencioso: Las Escrituras no contienen ni una sola palabra dicha por José. Pero hay palabras en el Viejo Testamento que se refieren al gran patriarca José y que se pueden aplicar a San José. José está en el Nuevo Testamento como una presencia silenciosa. Hasta su muerte ocurrió silenciosamente, pues no nos dicen las Escrituras cuándo murió o dónde lo enterraron. El era un hombre silencioso de gran fortaleza y tenía una abundante vida interior. El guardar silencio en nuestras vidas, nos ayuda a desarrollar nuestra vida de oración. José era un hombre de oración que escuchaba la palabra de Dios. Las cosas externas no le distraían. ¿Por qué? Pues porque vivía en presencia del Dios Encarnado. Las preguntas a reflexionar aquí son: ¿Tenemos suficientes períodos de silencio en nuestras vidas? ¿Pasamos suficiente tiempo con Jesús orando? ¿Escuchamos a Jesús cuando nos habla a través de las lecturas de la Misa del domingo?.
De la vida del Santo Custodio brotan luces que iluminan las realidades de hoy, así como alternativas a tendencias que se dan en el mundo y que constituyen desafíos para la realización del hombre y de la mujer, y para alcanzar la vida futura que todos anhelamos desde esa nostalgia de infinito que tenemos en nuestro interior.
Felicidades a todos los tocayos de San José y a los papás que lo imitan en la crianza de sus hijos.