Una semilla de Paz, una semilla de Esperanza y una semilla de Amor sembrada sobre la fértil tierra del corazón y de la conciencia del hombre para cosechar el mejor fruto que todos los panameños queremos, que no es más que el fortalecimiento y solidez de la familia panameña. Cuando todos sembremos valores, en todos las actuaciones de nuestro diario vivir, estaremos sembrando el valor de la vida, estaremos cosechando la verdadera felicidad y el gozo supremo, porque los valores engendran comportamientos, generan hábitos e imponen costumbres que fundamentan vida.
Estas semillas debemos empezar a sembrarlas en tos padres y madres de Panamá, ya que si ellos siguen sembrando sobre roca o sobre arena, estaremos sembrando en ei mar para nuestros hijos. Para sembrar y cosechar para nuestros hijos tenemos que comenzar a sembrar en la tierra más fértil, en la fecunda heredad del corazón y la conciencia de sus progenitores, para cosechar entonces la responsabilidad y ia obligación que a ellos les atañe, compromiso que debe realizarse con amor y por amor, amor que se da y que no se compra; amor que sale de lo más profundo del alma de un hombre y una mujer, que se materializa en hechos y en ejemplos, que se sembrarán inmune en el corazón, en alma y en la mente de los hijos.
Cuando una madre y un padre se comprometen para traer hijos al mundo, lo deben hacer conscientes que deben formarlos y educarlos para que, cuando la edad de independizarse les venga, ellos vayan preparados, seguros y aptos para enfrentar los retos, cada vez más adversos, que la vida les depare. Próximamente la Asociación "Educación en Valores" estará en ese derrotero, de cara a cumplir con los postulados que pregona, para fomentar los valores tanto en hijos como en padres y madres, realizando una serie de seminarios y charlas, porque para educar en valores hay que vivir con ellos, hay que practicarlos y difundirlos en hechos y demostraciones que nos conlleven a una convivencia pacifica y gozosa.