Italia y Estados Unidos han sido aliados cercanos desde la Segunda Guerra Mundial, pero la relación ha tenido que superar pruebas muy difíciles.
Una de ellas se produjo cuando militares de Washington intentaron capturar al líder guerrillero palestino Abul Abbas en Sicilia, y otra ocurrió en 1998 cuando 20 personas murieron después de que un avión de la Marina cortó los cables de un teleférico en un sitio de esquí alpino.
Ahora el primer ministro Silvio Berlusconi debe hacer frente a la crisis más reciente, desatada cuando soldados estadounidenses en Irak mataron a un oficial de inteligencia italiano que participaba en la liberación de una periodista compatriota suya secuestrada durante un mes.
Ambas partes parecen haber actuado con rapidez para intentar controlar la situación. El presidente estadounidense George W. Bush llamó por teléfono a Berlusconi para asegurarle que el tiroteo será investigado, mientras que el ministro de Defensa italiano, Antonio Martino, recibió una llamada de su contraparte norteamericano, Donald H. Rumsfeld, y Martino dijo sentirse ``seguro de que las investigaciones ilustrarán completamente las circunstancias que condujeron al trágico epílogo del asunto'', manifestó el domingo el Ministerio de Defensa.