El informe del Departamento de Estado norteamericano sobre el lavado de dinero y el tráfico de drogas a través de Panamá, en gran parte ratifica opiniones anteriores sobre ese flagelo, pero introduce el elemento de la construcción y los juegos de suerte y azar como potenciales actividades para el blanqueo de capitales.
Lo de la construcción ha salido a relucir en operaciones como las montadas contra Pablo Rayo Montaño y otras adelantadas por las Fiscalías de Drogas, donde se han descubierto la compra de inmuebles en efectivo y sin mayores controles.
En cuanto a los juegos de suerte y azar, la sospecha se centra en el crecimiento desmesurado de esas actividades.
Se impone que las organizaciones empresariales a las que están afiliados esos sectores hagan una revisión de sus controles.
Para nadie es un secreto que los carteles de la droga buscan todas clase de mecanismos para infiltrar su dinero en actividades legales.
Otra forma de legitimar capitales es ingresando grandes cantidades de efectivo de manera oculta en contenedores o camiones articulados provenientes de México y Centroamérica. El dinero luego es utilizado para hacer grandes compras de mercancías en la Zona Libre de Colón.
Toda esa información es manejada tanto por las autoridades locales como de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
Que Panamá, por su posición geográfica y por sus facilidades financieras y centro de comercio internacional, sea un paso estratégico para el tráfico de narcóticos no es nada nuevo ni los señalamientos sobre ello deben exasperar a los funcionarios locales. Lo que se debe es reforzar las acciones contra esos flagelos, porque los carteles, cada día innovan sus prácticas para penetrar todas las instancias comerciales.