Muchos son los accidentes de tránsito que a diario se dan a lo largo y ancho de la República, y siempre nos hacemos la misma pregunta, ¿porqué suceden estos accidentes?
Una de las respuestas que pudiéramos mencionar sería la falta de obediencia a las señales de tránsito, pero no tan sólo de los conductores, sino también de peatones.
Sí, así como lo acaba de leer, ya que tanto algunos conductores desobedecen sus responsabilidades, al ignorar señales tan simples como un alto, no rebasar en poblado, como también los peatones dejan de atender las señales que indican donde cruzar las calles.
Ambas acciones antes detalladas, son muchas veces las causantes de colisiones con saldos lamentables o atropellos donde el peatón, por su imprudencia, ha ocasionado un accidente en su propio perjuicio.
Muchas veces me ha tocado ver como jóvenes, adultos, hombres, mujeres y hasta ancianos, evitan utilizar el paso elevado para peatones, y se sienten con la capacidad de aceleración de un Ferrari, que les permitirá ser más veloces que los autos al cruzar la calle de forma inadecuada.
Tanto para conductores, como para peatones, respetemos las señales de tránsito y colaboraremos a disminuir los accidentes.
Los conductores deben entender que los automóviles son un arma en potencia.
Las estadísticas revelan que en el 2001 hubo 431 muertes por accidentes de tránsito; en el 2002 la cifra fue de 443; para el 2003 se elevó a 453; en el 2004 los decesos fueron 406 y en el 2005 las víctimas por colisiones y atropellos fueron 415 personas.
De igual forma, las autoridades deben mantener los semáforos funcionando y mantener unidades de la Policía de Tránsito en las avenidas. La labor debe ser preventiva más que represiva.