Mezclado entre los viandantes, buhoneros y vendedores de objetos religiosos, el billetero Víctor Morales se siente como el pez en el agua, porque este es el elemento donde se encuentra a gusto, vendiendo chances y billetes de la Lotería.
Voceando los números, este trabajador informal ofrece, sin respiro, su mercancía en medio del tumulto, que pasa raudo a su lado. A veces, algunas personas se acercan para pedir un número; y otros se alejan indiferentes, a pasos largos.
"En esta ocasión la mayoría busca el número 15, ellos saben por dónde viene la suerte", anotó el billetero viajante que vende con frecuencia en las ferias comerciales y procesiones religiosas que se organizan en el interior del país.
HA HECHO GANAR A MUCHOS
Según Morales, usualmente, los compradores corretean los chances de baja denominación, porque juegan siempre y con estos números ha hecho ganar mucho dinero.
"Mis clientes son premiados con frecuencia, cuando esto ocurre me siento satisfecho de que se vayan contentos por tener tan buena suerte", afirmó, mientras suda sin cesar por el fuerte calor.
Como un buen veragüense, este buhonero también es un hombre de fe, y asegura que para obtener éxito en los negocios el primer principio es encomendarse a la voluntad de Dios.
"Cuando pongo los pies en la calle, lo primero que hago todas las mañanas al salir de mi casa, es recomendarme al altísimo para que me vaya bien durante la jornada", explicó.
CAMINANDO SIN PARAR
Mezclado entre la multitud, Morales avanza lentamente a lo largo de la calzada, donde hay decenas de comerciantes que venden comida, sodas, hot dogs, variedades de prendas y dulces.
"Ellos piden su número favorito, mi trabajo es venderles lo que solicitan, no puede ser de otro modo, y todos felices y contentos", afirmó desplegando con destreza las tiras largas de los billetes.
Confundido con algún "cowboy", por el sombrero de ala ancha que usa siempre, da la impresión de ser un personaje familiar en los paisajes de las ferias pueblerinas.