Un sujeto recibió una asignación de su jefe. En la orden se pedía al empleado cumplir con la entrega de un informe de productividad. Era el inicio de la semana (lunes) y la fecha de entrega era el martes de la segunda semana.
Pasaron los días y se suponía que el empleado estaba reuniendo los elementos necesarios para presentar un excelente informe, pero no fue así. El jefe se quedó esperando el documento que a su vez serviría de base para presentarlo en una reunión de junta directiva. Se esperaba que los dueños de la compañía comprobaran con cifras que el mercado virgen tenía posibilidad de ampliarse y de beneficiar de esta manera los ingresos de la compañía y el salario de sus empleados, pero todo murió por la irresponsabilidad de una persona.
No es de extrañar que esta historia se parezca a una similar a la que se vive en la empresa donde usted labora, donde existe un personal de mando medio que no cumple con sus responsabilidades cotidianas, escondiéndose en la concha de la excusa.
Si usted es una de estas personas que siente que la peña va en contra suya, abra los ojos porque sus actuaciones dicen más que sus excusas. Recuerde que hay elementos subjetivos que hablan de su buen desempeño o de su pésima actitud como líder. Es aquí donde se demuestra si sabe o no aplicar las normas administrativas que haga que su personal cumpla como los grandes.
Está claro que se mide su rendimiento con la entrega a tiempo de los informes. El no cumplir, por una simple excusa, no los exime de responsabilidad. Esta falta suma puntos en contra y carcomen su imagen.
En las empresas que trabajan con horas de cierre se percibe a menudo un montón de ejemplos negativos y habrá las excepciones de la regla. No todos los trabajadores son malos.
El proceso de evaluación está en marcha. Es diario, constante y no termina. Recomendamos que busque asesoramiento para que pueda cumplir satisfactoriamente su trabajo porque seguramente usted puede.