La Asamblea Nacional de Diputados reinicia hoy su período de sesiones ordinarias. Todo indica que para las próximas semanas deben debatirse proyectos polémicos y por ende el Palacio Justo Arosemena, debe convertirse en un verdadero centro de consultas y no de imposiciones.
El oficialismo no debe aprovechar su amplia mayoría para imponer sus pareceres a la colectividad. Los políticos deben entender que el resto de la población no es una pila de ignorantes.
Se debe acabar la mala práctica de consultas a medias, donde se escucha a la gente, pero no se toma en cuenta la opinión de los sectores afectados. Si bien es cierto que los diputados fueron postulados por determinados partidos, la realidad es que ocupan un cargo público, por el voto popular.
De nada vale consultar por meses a un grupito, mientras se ignora la colectividad o no se les entrega la documentación completa y luego se pretenda sorprender con un proyecto discutido en primer, segundo y tercer debate a la velocidad del rayo.
El proyecto de reforma al Código Penal, la nueva ley del Transporte y las modificaciones a la ley de la Policía Técnica Judicial, son algunos de los temas sensitivos que deben abordar los diputados en este período ordinario de sesiones.
Así mismo corresponde a las bancadas de oposición realizar su labor de fiscalizador. No puede ser que sólo se escuche la voz de uno o dos diputados y el resto pase agachados, sobre situaciones que merecen una acción de denuncia.
En una democracia, la oposición debe jugar su papel, para que se produzca un balance y los que están al frente de la administración pública, no abusen de su poder.