Al menos 110 personas murieron y 133 resultaron heridas en un atentado suicida cometido el lunes con un coche bomba al sur de Bagdad, el más mortífero del último año y uno de los peores desde la invasión de Irak.
"Nuestro balance definitivo después de la evacuación de las últimas víctimas es de 105 muertos y 133 heridos", había declarado antes el doctor Mohamed Dia, del hospital de Hilla, a 100 km al sur de Bagdad, quien poco después anunció otros cinco fallecidos.
El atentado fue obra de un kamikaze, según un bombero que participó en las tareas de socorro.
"Hemos encontrado las manos del kamikaze atadas al volante de su coche bomba y un Corán quemado en los restos del vehículo", declaró a la AFP el bombero Ammar al Ani.
Según la policía, el elevado balance se debe al gran número de personas que se encontraban en el momento de la explosión, en el lugar del atentado, un barrio muy animado de Hilla mayoritariamente chiíta. Muchos empleados públicos hacían cola en la calle para ser sometidos a exámenes médicos mientras decenas de comerciantes les proponían sus productos.
Walid Janabi, gobernador de la provincia de Babilonia, cuya capital es Hilla, lamentó el atentado calificándolo de "acto cobarde contra ciudadanos que eligieron vivir honradamente y no caer en la tentación del terrorismo y el crimen".
El director de la policía científica, Thamer Sultán, señaló que el automóvil utilizado en el ataque estaba cargado con varias decenas de kilos de TNT y numerosos obuses de mortero para "causar la máxima cantidad de víctimas".
En el triángulo sunita situado al norte y al oeste de Bagdad, cinco iraquíes, entre ellos tres soldados y un traductor, murieron también en una serie de ataques.