Claro que se trataba de unos bellacos, quienes inventaron la manera de quitarle unos balboas a los políticos en las elecciones. Además sus amigos y ellos aprovechaban el momento para comer, chupar y hasta darse su bailadita, todo esto a costillas del político.
Lo curioso es que todos quedaban contentos. ¿De qué se trataba esto?
Bueno, podemos decir que los amigos de Panamá Viejo, formaron un negocio que podría llamarse Mítines S.A., aprovechando el período electoral.
Aunque esto pasó hace más de veinte años, a mí nadie me convence que actualmente no ocurra algo parecido.
El asunto era sencillo: como el político no conocía el barrio popular ni tenía conexiones allí, entonces contactaba a estos señores.
Se pagaba por la cantidad de personas que irían al mitin. El precio incluía comida, bebida, un conjunto y los organizadores garantizaban muchos gritos a favor del candidato.
A veces no era de extrañar que algún despistado gritara vivas a otro candidato, (el de la semana pasada), pero esos errorcitos se corregían rápidamente.
Como dije antes, todos quedaban contentos con este arreglo. El candidato conseguía sus buenas fotos con lo más representativo del pueblo.
Aunque no había seguridad de cómo votarían los asistentes, lo que importaba al final era su presencia en este mitin "pre-fabricado".
Esto ocurrió hace años pero a veces cuando veo caravanas y mítines, me pregunto si no serán falsos, hechos gracias al poder del dinero.
Persona que viajan del interior a la ciudad para ir a mítines, a veces dicen sin descaro que se aprovecharon del viaje. Incluso algunos hacen compras en sitios cercanos al mitin.
Recuerdo a unos de estos aprovechadores que vi hace años, en varias concentraciones de candidatos distintos.
Me atreví a preguntarle sobre esto. Reído dijo que se aprovechaba del político para "sacarle algo". Cuando quise saber por quién votaría, con una carcajada señaló que "por ninguno, porque ni siquiera tengo cédula"
Así que no confiemos totalmente en nutridos mítines políticos, porque pueden ser un engaño.
