Gabriel Hernán Vélez Ortiz, asesinado en 1995, dejó a sus herederos 1,500 hectáreas cerca de la costa que acaban de ser ocupadas por las autoridades colombianas con fines de extinción de dominio.
A comienzos de la década del 90, al mejor estilo del legendario Gonzalo Rodríguez Gacha, 'El Mexicano', un hombre llegó a Bahía Solano, en el Pacífico chocoano, con tulas repletas de dinero en efectivo, repartiendo fajos de billetes a los pobladores y comprando propiedades y tierras.
Se trataba de Gabriel Hernán Vélez Osorio, señalado de amasar una inmensa fortuna a través de sus nexos con los jefes de la mafia del Valle.
Los habitantes lo consideraban el 'dueño' de Bahía Solano, pues su nombre y la influencia de su dinero se sentían en toda la región
Pero lo que más llamó la atención de los pobladores fue que Vélez compró más de 1.500 hectáreas de tierra, prácticamente baldías.
"Compró esos terrenos para asegurar un corredor particular, sacar droga y cargarla en lanchas que la llevarían a Panamá, Centroamérica y Estados Unidos", dijo un investigador.