Tristeza o felicidad para una niña de 16 años es tener que acostarse con unos cuatro hombres en la noche. Eso fue lo que pudimos observar en la cara de "Martita", nombre ficticio de una chica de apenas de 16 años, que optó por la prostitución como una manera de ganarse la vida, en vez de estar inmersa en los cuadernos y libros como haría toda chica de su edad.
Su madre no sabe nada, simplemente conoce que ella los viernes y sábados va donde unas amigas a ver películas y pasar el rato.
Conocerla no fue duro. Una amiga nos dio todos los detalles de la forma en que podíamos contactar a una menor que andaba en el negocio. La ubicamos en la Avenida Cuba, después de 15 minutos de dar vueltas por ese sector.
-Hola, busco una menor para estar con ella. Me dijeron que eres una. ¿Quieres?
Eso fue lo primero que le dije. Ella me respondió que se atrevía, siempre y cuando hubiera buena plata de por medio.
Luego de intercambiar palabras, se atrevió a montarse en el carro y al prometerle 40 balboas el asunto estaba arreglado; solamente faltaba consumarlo.
¿Desde que edad entraste en esto. Tienes novio. Tus familiares lo saben. Estudias. Qué piensas ser en un futuro? Fueron parte de las preguntas que sin identificarnos como periodistas le hicimos antes de llegar al "lugar de acción" a esta joven.
Sus palabras fueron pausadas, pero nos dejó entrever que desde los 13 años perdió la virginidad a manos de uno que hoy es uno de sus mejores clientes; el cual no acepta que ella se prostituya y prefiere pagarle entre 80 y 100 dólares por noche para tenerla con ella.
Pero él, una persona que supera los 36 años de edad, no le gusta a ella, y prefiere seguir con otros clientes; ya que quiere más plata de lo que él le da por noche.
Martita me dijo que por noche se tira unos cinco hombres encima, los cuales le pueden dejar una ganancia de 200 balboas o más por noche.
¿Dispuesta a todo? "Claro que sí, para eso me pagan. Para hacer realidades todas tus fantasías", dijo la niña-puta.
Llegamos a un motel de esos que después que pagas por el cuarto, nadie se preocupa con quien entraste.
Pagué, pero hasta ahí. ¡Vámonos, soy periodista y solamente quería saber algo sobre la ilegalidad de la prostitución!. Mi esposa me espera en casa y no busco aventuras!, con estas palabras terminé mi encuentro con "Martita", quien conmovida se montó en el carro, salimos y la lleve de vuelta a su área operativa.
Al menos no me insultó. Solamente me pidió que no revelara su verdadero nombre.
MUCHAS PROSTITUTAS EN ASIA
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