El anuncio de un paquete de estímulo financiero de 1,110 millones de dólares por parte del Presidente Martín Torrijos ha sido recibido con cauteloso optimismo por el sector bancario.
La intención del llamado "Programa de Estímulo Financiero" PEF, según Torrijos, es poner esta suma a disposición de los bancos que operan en el país para evitar un colapso del crédito y mantener los niveles de crecimiento que hasta ahora ha experimentado la economía.
Los fondos para el PEF provendrán del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que aportará 500 millones de dólares; la Corporación Andina de Fomento (CAF), cuyo aporte será de 210 millones de dólares, y el Banco Nacional de Panamá (BNP), que pondrá 400 millones de dólares.
La idea de implementar un plan de estímulo a los bancos se asemeja a planes similares implementados por los gobiernos de Estados Unidos, varios países europeos y asiáticos, Argentina, y otros que están siendo golpeados duramente por la crisis económica y financiera global.
Insistentemente Torrijos enfatizó en que no se trataba de un plan de "Rescate Financiero", como sí ha sido en EEUU y Europa, sino más bien una medida para curarnos en salud, o en lo que nos queda de salud, ya que a mediados de este año, los efectos de la crisis comenzarán a sentirse en el país.
Viendo los devastadores efectos que tuvo en EEUU el descalabro del mercado inmobiliario, y cómo se llevó con él a toda la economía estadounidense, los bancos en Panamá le han jalado las riendas al crédito a proyectos de construcción, cuya desaceleración se veía ya desde el 2008.
Lo cierto es que nadie sabe aún lo fuerte que golpeará la situación en Panamá, dado que alrededor del mundo, la crisis es una bola de nieve que aún sigue bajando y creciendo.