La palabra más fácil para decir es sí. En forma general desde pequeños se nos enseña a expresarnos de manera afirmativa. Es un gesto de cortesía hacia los demás cuando solicitan un favor. Nuestros padres señalan que debemos aceptar ayudar al prójimo. Esto indica que somos buenas personas.
Sin embargo, no siempre decir sí es positivo en nuestras vidas. Aquí comienza el problema. Negarse a los deseos de otros hasta remordimiento de conciencia causa. Porque en nuestra educación y cultura es casi una grosería no ayudar a la vecina a cargar los paquetes del supermercado.
Pero, ¿qué tan dañino es aprender a decir NO?. A medida que crecemos enfrentamos una vida complicada. Habrá momentos que ella exigirá una respuesta negativa. Especialmente si estamos en peligro. Puede que el expresar un no a tiempo nos salve hasta de un delito. Esta palabra quizás nos evite muchos dolores de cabeza y nos libre de personas aprovechadas.
Muchos de los jóvenes a los cuales se ha hablado sobre el tema, se sorprendieron al manifestarles que en realidad el no es más ventajoso decirlo que un sí obligado para quedar bien.
Las veces que expresan sí, no es garantía de que van a ser los más populares.
Ganarán sólo fama de gente fáciles de convencer. Y esta situación tal vez no les agrade mucho. Terminará hiriendo su dignidad y autoestima.
Para ganar valor como seres humanos, no se tiene porque hacer todo lo que se nos pide. Los padres conocen bien lo significativo de esta frase tan pequeña y poderosa.
Muy poco la usamos. En el diario vivir la ignoramos la mayor cantidad de veces posible y luego, nos lamentamos eternamente de no haberla expresado con firmeza. El no brinda respeto. Si la usamos en el instante adecuado nos permitirá vivir con tranquilidad.
Un no a las drogas, a la maldad, pereza, discriminación o violencia es aprender a querernos. A no dejarnos vencer y negarnos una oportunidad para conquistar nuestros sueños. Podemos comenzar haciendo una lista de los no que necesitamos para lograr un Panamá mejor.
Hay sí que lastiman y dañan a los panameños. Impiden que seamos ciudadanos responsables. Aprendamos a decir NO con valentía.