Cuando pensamos en adicciones, inmediatamente pensamos en drogas ilegales como la marihuana, la cocaína, la heroína y el éxtasis. En segundo plano, recordamos el alcohol y el cigarrillo. Pero también existen adicciones a la comida, a las bebidas carbonatadas, a la velocidad al manejar, a los juegos de azar (ludopatía), a robar (cleptomanía), a mentir (mitomanía), y hasta adicción al sexo.
Muchos se preguntarán: ¿cómo puede ser malo tener mucho sexo, o tomar mucha soda? El problema no es lo que se haga, sino cuántas veces se haga, y si terminamos dependiendo de ello para vivir.
Cuando ya estamos "sometidos" por nuestra adicción, pasamos por muchas etapas, incluyendo la negación de que se tiene un problema, y requiere de un reconocimiento personal y mucha fuerza de voluntad para dejar la adicción atrás.
¿Cómo podemos abandonar una adicción? Aquí hay algunas respuestas, que resumen más o menos todos los tratamientos de desintoxicación y adaptación más aceptados.
1. Mantente lejos de los lugares y las cosas que pueden acercarte o hacerte pensar en la actividad detonadora. No te fuerces a alejarte de ella, sólo decide pasar tu tiempo en otras cosas.
2. Cuando el síndrome de abstinencia te golpee, recuerda lo que leíste arriba. La sensación llega a ser hasta diez veces más fuerte que la de un no-adicto... pero es solamente eso: una sensación. Aún eres tú quien da las órdenes en tu vida. Piensa en ello, respira profundamente y espera a que la ansiedad se vaya. Habrás ganado una gran batalla si lo haces.
3. Entiende también que dejar una adicción puede traerte hambre, tristeza y, en general, una sensación de estar fuera de foco o haber perdido algo. Es normal. Estás en proceso de cambio.
4. Por último, y quizás lo más importante. Pelea tus batallas una por una. No importa si has sido un adicto durante años o si has realizado la actividad detonadora cien mil veces antes. Es tiempo pasado, historia o como prefieras llamarlo. No importa si fallas una o dos veces más o un par de docenas. Sigue luchando y saldrás. Nuevamente, batalla por batalla y pronto verás que estarás ganado guerras.
Cuenta a tu familia y amigos que has cambiado y pídeles que te apoyen. Muy especialmente, pídeles que no te juzguen si llegas a caer una o dos veces más.
A los familiares de un adicto: Apóyenle tanto como puedan; y sean pacientes: ustedes también tienen sus propios defectos.