Los mandatarios de México, Colombia, Guatemala y Panamá, así como los encargados de las instituciones de seguridad de esos países inician hoy una reunión para establecer mecanismos de coordinación para frenar el narcotráfico.
Los carteles de Colombia y México han desbordado sus fronteras y no sólo su cocaína y lavado de dinero traspasa sus fronteras, sino que introducen al resto de las naciones como Panamá y Guatemala sus actividades de sicariato.
Aunque fueron detenidos o abatidos los cabecillas de los carteles de Medellín, Cali y Norte de El Valle, los capos emergentes son tan violentos como sus antecesores y se han convertido en un peligro para la seguridad nacional.
Es probable que se logren en la cumbre Acuerdos Multilaterales y Bilaterales para enfrentar al crimen organizado, que no puede ser atacado con acciones dispersas.
Panamá por su cercanía a Colombia, su sistema bancario, amplias costas y economía de servicios, es el punto de reexportación de la cocaína colombiana que va con rumbo hacia Norte América. Al mismo tiempo, es uno de los centros para blanquear los capitales de los carteles suramericanos y mexicanos.
Ya hay preocupación que las ejecuciones que se registran cada día en México se trasladen a Panamá. En los dos últimos dos años se han registrado cerca de 300 crímenes de ese tipo en territorio nacional, muchos de los cuales quedan sin resolver.
Ese tipo de delincuencia requiere de la colaboración de las naciones, de lo contrario cada día ira penetrando más a las sociedades de los países al punto de convertirse en algo incontrolable.