Es comprensible que cuanto más se acorta el tiempo para los sufragios a celebrarse en mayo próximo, asimismo los ánimos van 'in crescendo' y con ello la palabra y actitud agresiva de los protagonistas. Eso, repetimos, es comprensible... pero cuando los candidatos empiezan a faltarse el respeto, espetándose cualquier cantidad de improperios y frases cargadas de insultos; cuando en sus discursos no piensan en los electores, sino en dañar la reputación de sus opositores, por extensión le están faltando el respeto a la ciudadanía en general que tiene la intención de elegir a uno u otro.
Lo anterior es válido para TODOS LOS CANDIDATOS. De hecho, esos "discursos de barricada" son sólo herramientas psicopolíticas destinadas a alimentar el morbo de los electores quienes, en la efervescencia de las respectivas retóricas, se embriagan escuchando eso que sus oídos quieren oír, sin que ello sea realmente la finalidad, o el propósito de lo que se dice. En otras palabras, como dice el historiador y pensador inglés, Tomás Carlyle, "...No hay nada más espantoso que la elocuencia de un hombre que no dice la verdad...".
Es más, si como se dice que la política es una ciencia, dentro de esa disciplina también hay gente mediocre que pretenden usurpar las buenas cualidades y virtudes de aquellos quienes, aun teniendo defectos, se preocupan más por decir y hacer las cosas como deben ser dichas y hechas, y no para utilizar voces cargadas de ira, prepotencia y arrogancia.
En esa línea, remito a mis lectores a lo que en su tiempo hubo dicho el novelista ruso, Fedor Dostoievski, y cito: "...Una enorme masa de gente no está sobre la tierra, sino para dar a luz, tras largos y misteriosos cruzamientos, un hombre que, entre mil, posea alguna independencia...". En consecuencia, a nombre de este pueblo que ya se está cansando de tanto irrespeto y apasionamiento político - tan prematuro -le pido a los candidatos que sean más tolerantes los unos con los otros. ¡"Au Revoir"!