Ya es imposible para las autoridades ignorar el hecho de que el narcotráfico está enraizándose cada vez más en el país, y en todos los niveles sociales.
Prueba de esto son los dos violentos y dramáticos incidentes ocurridos en San Carlos y Arraiján.
En uno de estos hechos de sangre, una pareja que viajaba en un automóvil 4X4 fue atacada por hombres en dos automóviles, desde los cuales les dispararon hasta matar a la pasajera y herir al conductor.
Cuando este pudo llegar a duras penas al hospital Nicolás Solano, otros sujetos llegaron armados y amenazaron al policía en vigilia, para sacar por la fuerza al herido.
En otro evento separado, una familia fue aterrorizada a punta de golpes y amenazas de machetazos. Los hombres, que irrumpieron violentamente en la residencia, llegaron buscando droga, que supuestamente estaba en poder del dueño de la residencia.
La ocurrencia cada vez más frecuente de estos episodios de violencia relacionada al narcotráfico, ha sido facilitada por las viejas debilidades en nuestro sistema de justicia.
Las autoridades judiciales y los estamentos de seguridad, así como este gobierno y el que venga en 2009 tienen una enorme tarea pendiente en materia de seguridad.
Así como el crecimiento económico del país ha atraído a personas honestas del extranjero, asímismo ha permitido la infiltración de elementos delictivos y bandas del crimen organizado, que contaminan a nuestros nacionales y los obligan a imitar sus violentos métodos.
Es preciso que se establezcan mayores controles en la inmigración, así como fortalecer la cooperación con estamentos de seguridad del extranjero, con el fin de ponerle un freno a esta espiral de delito, ya que nuestra existencia pacífica como nación está bajo seria amenaza.