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Nueve

Milciades Ortíz | Catedrático

Se puede decir que la matanza del nueve de enero del año sesenta y cuatro fue "una crónica anunciada".Durante muchos años los panameños sostuvimos que la soberanía no se había perdido en la Zona del Canal, por más tratados que existieran firmados bajo la presión de una naciente república.

La lucha por la soberanía canalera fue una especie de "religión" para sectores del pueblo, especialmente los estudiantes de secundaria (Instituto) y Universidad.

Por muchos años las protestas realmente no fueron violentas. Terminaban con gritos y pancartas en la Avenida Cuatro de Julio, donde luego se levantó una humillante cerca o "muro de la vergüenza".

El Canal y la Zona estaban dirigidos y respondían a intereses militares. Las leyes que allí imperaban no eran panameñas sino extranjeras, pues ellos actuaban "como si fueran soberanos".

Los llamados "zonians" eran norteamericanos que disfrutaban de este paraíso tropical. Vivían mucho mejor que en los Estados Unidos. La comida era barata, lo mismo que las casas y recibían un pago extra por vivir "en esta selva" del tercer mundo.

Cuando esos "colonizadores" sintieron que estaban en peligro de perder sus privilegios y vida acomodada, desarrollaron un odio hacia los nacionalistas panameños.

Y fueron jóvenes "zonians" de secundaria y sus padres fanáticos, los que maltrataron a los manifestantes que llevaban la bandera para subirla junto a la de Estados Unidos, como decía un Tratado.

La matanza fue vergonzosa para un ejército poderoso, triunfador de la Segunda Guerra Mundial. Eso se lo escuché decir a un soldado gringo recién llegado, que vivía en la ciudad.

Con balas que técnicos quisieron decir que eran de "patos", masacraron a jóvenes que tiraban piedras y botellas a los tanques.

La Policía no quiso intervenir y se acuarteló. Sólo uno de ellos disparó su arma ante los ataques a mansalva.

En el gobierno algunos pensaron que los disturbios podrían causar un golpe de Estado, que fuera aprovechado por el Dr. Arnulfo Arias, el eterno opositor del momento.

Allá en Colón miembros de un club de cacería dispararon y "tumbaron" algunos soldados de Estados Unidos.

Aquellas damitas que iban a bailar a los clubes de oficiales del Ejército norteamericano, fueron llamadas "rabi-coloradas". A algunas le cortaron el cabello.

Decenas de autos de norteamericanos que vivían en la ciudad fueron incendiados. A un rubio santeño le pegaron al confundirlo con gringo.

Pero este pueblo es bueno y poco a poco se sanaron las heridas. ¿verdad?



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