Es difícil entender el corral de la enfermedad hasta que uno está allí. Cuidar el ganado, los caballos o cualquier otro animal enfermo se entiende más bien si hay una enfermedad y observando el proceso. El principio de una enfermedad normalmente se sabe.
El primer día todo va normalmente, pero algo parece incorrecto. Al cuerpo viejo le falta la energía. Uno no se levanta tan rápidamente, come menos y se mueve más lentamente.
El segundo día es parecido, pero uno trata de negar lo que está pasando. Uno sabe que las cosas no marchan bien, que no se ha mejorado y que algo malo va a pasar.
Un estornudo de vez en cuando, una tos ligera y un cambio de la temperatura del cuerpo son indicaciones que el cuerpo está tratando de defenderse del ataque inicial. Al principio pensamos que estas defensas van a vencer la enfermedad.
El tercer día empieza con noticias de salud malas. Las defensas no han sido eficaces. Las cosas van de malas a peores y la enfermedad nos hace acudir al médico. La enfermedad parece saber que está ganando la batalla y está gozando del éxito que va alcanzando.
El cuarto día, lo que uno ha hecho no ha sido suficiente. Si uno no se ha prevenido, le da una ventaja a la enfermedad. ermedad está celebrando.
El quinto día, uno tiene que acostarse porque parece que los remedios están perdiendo el conflicto.